Recensión del libro: El mejor lugar del mundo es aquí mismo; de Francesc Miralles y Care Santos.

EDICIONES URANO, S.A.

Por Margarita Calavia

Este es un libro para leer calentitos en casa y con una taza de café o de chocolate, según los gustos, entre las manos. Lo recomiendo en especial para estos días fríos que estamos teniendo, pues calienta por fuera y reconforta por dentro, como la taza calentita en la mano.

Además tiene el valor, a mi juicio, de ser un libro que se lee muy pronto por su brevedad; pero que siempre podemos tener a mano para releerlo cuando tengamos frío e incluso compartirlo con los amigos a igual que una reunión en torno a un café o chocolate calentito.

El tema trata de una muchacha llamada Iris que está destrozada por la muerte de sus padres en un accidente y la profunda soledad que esto le ha acarreado. Una fría tarde en que su mundo no parece tener sentido alguno con su soledad y angustia, camina sin rumbo por su barrio y está a punto de suicidarse, cuan descubre un pequeño café en el que nunca antes se había fijado. Su extraño nombre. EL MEJOR LUGAR DEL MUNDO ES AQUÍ MISMO, le intriga y entra a curiosear. Esto cambiará su vida radicalmente, pues conocerá a un buen amigo llamado Luca; con quien charlará seis tardes seguidas en diferentes mesas del bar donde sucederán cosas maravillosas, pues son mesas mágicas. Iris se va enamorando de Luca mientras hablan de todo lo que necesita saber para su existencia, a la que le encuentra un nuevo sentido. Pero la séptima tarde Luca desaparece e Iris comprende que no irá más al café, por lo que se pone a buscarlo desesperada. También desaparece misteriosamente la cafetería y en el local que queda Iris va encontrando pistas que le desvelan un enigmático pasado .La gran revelación final dará un gran giro a su vida y su visión del mundo.

Es una novela que conmueve a los lectores, dándoles un pequeño curso de felicidad cotidiana y abriéndoles los ojos a la magia de la vida, a su importancia y al placer de saborearla como esa humeante taza de café o de chocolate calentito entre las manos; sin pausa pero sin prisa.

Os la recomiendo por lo mucho que me ha enseñado y me sirve en mis ratos de bajones morales o de otro tipo.