La obra de Sam Savage, "Firmin" trata de una rata que tiene una especie de indigestión por devorar libros, pero que hace que esas letras vayan teniendo sentido en su cerebro y se encuentre como un ser pensante con cuerpo de rata. Una rata de biblioteca en todos los sentidos.
Esta novela cabría dentro del género de ficción, si bien es un nostálgico recuerdo a un Boston viejo que fue derruido para el paso del progreso.
Firmin es una rata intelectual, con criterio propio, soñadora, capaz de recrear y mejorar las historias leídas que no olvida y que llega a mezclar peligrosamente con su mundo real.
Admira al librero que tiene su tienda en el edificio, se asombra del gran conocimiento del viejo, se une solidariamente pero sin poderse comunicar con los vecinos que pasan la mañana de tertulia pensando qué hacer para evitar el derribo del barrio, pero sufre un desengaño por ser una rata. Luego admira al escritor bohemio que vive en el ático que le adopta como mascota. Y la historia acaba como empezó: "es la historia más triste del mundo", el derribo es inminente.
La rata es algo retorcida, y, lo reconoce, un poco guarra, y ahí es lógico que se sienta rechazo por parte de las mujeres y, también, por parte de las personas que valoran el amor humano. Ahí la alegoría ratuna defrauda, o es intención mostrar una justificación alegóricoa de un ser que siempre ha repelido al género femenino.
Título: Firmin
Autor: Sam Savage
Edita Seix Barral, 5ª Edición, Barcelona 2010
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