Cuando la sociedad trivializa el amor parece que no tiene cabida una historia de amor, y encima de un amor que está llamado a ser eterno, o al menos para el "siempre de los humanos"
Pero el éxito de los ocho Oscar de Slumdog Millonnaire muestra que la realidad es otra, que vibramos con el amor humano, que entendemos que si alguien quiere a otro o a otra, ese amor no tiene fecha de caducidad, que en su esfera vital surge el "para siempre" o el "está escrito" que es lo que dice Jamal Malik a su amiga.
Los tres niños, Jamal, su hermano que deviene en ganster, su amiga que se convierte en prostituta de lujo, se transforman por el tesón y la voluntad de Jamal, por el amor y por el fondo de lealtad que hay en el corazón humano. Pero ¿Se entendería tanto afán en el rescate de un amor que fuese sólo mientras dura la pasión, mientras sienta algo, mientras no encuentre otra cosa mejor?
En Slumdog Millonnaire el director, Danny Boyle, da una lección del amor humano y de cómo es capaz de hacer mejores a los que dejan que el corazón vibre bien: es constante, es abnegado, perdona todo, da otra oportunidad, es sacrificado, sufre desplantes e incomprensiones y, en la película, tiene una gran recompensa: regenera al objeto de ese amor.
Es claro que "una imagen vale más que cien palabras". Lo que se siente, lo que vibra el corazón al ver esta película, es más eficaz que discursos largos y desmonta esos discursos huecos que hablan del "amor de usar y tirar".
frid
Ver:
Slumdog Millionaire por Miguel Aranguren
El director de la ocho veces oscarizada 'Slumdog Millionaire' se declara católico
Slumdog Millionaire": razones para 8 Oscars
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