La entereza de Santo Tomás Moro desde la Torre de Londres: "Un hombre solo".

Título: Un hombre solo: Cartas desde la Torre

Autor: Tomás Moro

Ediciones Rialp S.A.; Colección sobre Tomás Moro

La historia de Santo Tomás Moro se repite hoy en día, si bien con apariencia menos dramática.

Su conciencia colisiona con la voluntad de un rey, Enrique VIII, que, para justificar también un asunto "de conciencia", establece una Ley de Sucesión y un Acta de Supremacía que rompen con el pensamiento tradicional de la cristiandad.

Pocos tienen en ese reino la entereza de sostener su opinión o su creencia ante el deseo del Rey, que fuerza el juramento sobre unos documentos que establecen un nuevo orden moral en contraposición con el hasta ahora vigente. El Rey se erige también en la cabeza religiosa de Inglaterra.

Lo admirable del ex-Lord Canciller es que junto a su entereza, su ánimo está íntegramente con el Rey, su Señor, al que pretende servir según la lección magistral que le dió el propio Rey: servir primero a Dios.

Pero los tiempos han cambiado y la crisis inevitable lleva a Tomás a la dura elección de procurar la salvación de su alma con el riesgo de perder la vida terrenal.

Así, un ejemplar padre de familia tuvo que renunciar a vivir en la confortable paz familiar y pasar las incomodidades de la prisión en la Torre de Londres, con amenaza (cumplida) de muerte.

En este libro se recoge una enternecedora correspondencia con su hija muy amada, Margarita Roper, en unos pocos meses de 1534 a 1535, en los que se prepara para el paso a su morada eterna. En esos meses se dedica a confortar a sus hijos, preparar su alma ante la tribulación, caminar con Cristo en el sendero de la Cruz, y perdonar de todo corazón a los que, injustamente, le condenan a muerte aplicando leyes inicuas.

Cuando la ley se convierte en el absoluto, cuando la voluntad de un hombre solo o de un parlamento democrático, define el bien o el mal, decide cuando hay vida humana o no, establece cuando un hombre merece vivir, se entra en un terreno peligroso: las personas con conciencia (lo mejor de la sociedad) son excluidos del orden social, son perseguidos y, en algunos casos, exterminados.