De San Juan de la Cruz escribió José Jiménez Lozano y no pudo que hacer poesía. Ver su libro el Mudejarillo del que hice una muy breve reseña.
Ahora ha caído en mis manos otro intento biográfico, el de José Luis Olaizola, que he leído con agrado.
Parece que sigue la pauta de los datos biográficos que de él escribió su hermano Francisco de Yepes.
Hijos de padres profundamente cristianos, tanto Francisco como Juan heredan la delicadeza y piedad de ambos, pero a Juan la vida le lleva por caminos de frailes, por la contemplación fuera del mundo, por la entrada en el Carmelo debido a su devoción mariana y su incorporación a la Reforma de Santa Teresa de Jesús.
Este libro está contagiado con el lenguaje y estilo literario del XVI, pero es ameno de leer y agradable de meditar. Quizá al leer las notas de Francisco de Yepes se le ha pegado a Olaizola ese estilo literario.
Hay algo sagrado en las biografías, breves, más bien apuntes biográficos de Olaizola y Jiménez Lozano... algo que conecta el mensaje que Dios transmite ante una sana contemplación del mundo natural, y eso es compatible con un vivir recio y un tratar el cuerpo sin regalo para tenerlo a raya.
Optimismo de los místicos, que es optimismo del que comparte el Plan divino, de un Dios que es Amor y que canta su amor en el arruyar del agua saltarina o en el canto de los minúsculos pajarillos.
Título: Los amores de San Juan de la Cruz
Autor: José Luis Olaizola
Ediciones Martínez Roca, Barcelona 1999
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