Sí, un título contradictorio, pero es algo así. Siberia, inmensa, hostil para el ser humano y un reto de supervivencia... grandes espacios, tormentas sublimes que sobrecogen, fríos inmensos que hacen temblar el frágil árbol de la vida, embarradas sendas y tierra que, a duras penas, ofrece sus frutos al que la cuida.
Pero Esther, niña, exiliada desde Vilna, polaca y judía, ahí salva la vida.
Paradoja: deportados judíos en Rusia, fruto del reparto de Stalim y Hitler, pero evitan la "deportación hacia el exterminio" del otro lado de la linea divisoria. Algunos mueren de duros trabajos, de enfermedad, de desesperación... pero otros muchos volverán a su tierra al final de la guerra.
Antes de volver ven llegar a Siberia a los prisioneros alemanes, inmisericordemente tratados, odiados por todos y muestra de la degradación de la guerra: las víctimas se tornan verdugos.
Esther Hautzig narra en "La Estepa Infinita" su autobiografía como niña deportada a Siberia, primero a un campo de trabajo y luego a un Rubtsovsk que está naciendo. La obra destila optimismo y esperanza.
La familia de Esther unida, salvo el abuelo que es separado del "lote" en el que iban ellos, afronta con entereza grandes privaciones y riesgos serios de no sobrevivir. Confían en su ingenio, en su ánimo positivo, en Dios y en la bondad que hay en los primeros pobladores de Siberia y de los nuevos exiliados.
Vida dura, donde nada sobra, pero que hay "pequeños detalles" donde se comparte lo necesario.
Como obra sobre judíos es atípica, porque no rezuma el habitual amargor del horno crematorio. Dios proteja a ese pueblo que tuvo que sufrir un "martirio" por su raza... y Dios nos proteja ahora a los católicos cuando algunos pretenden retomar persecuciones del siglo XVIII.
Siempre los "ingenieros sociales" del progreso han sembrado males y sangre entre los seres humanos manipulados.
Título: La Estepa Infinita
Autora: Esther Hautzig
Ediciones Salamandra, Barcelona 2008
Obra nominada al National Book Award de 1969
Pero Esther, niña, exiliada desde Vilna, polaca y judía, ahí salva la vida.
Paradoja: deportados judíos en Rusia, fruto del reparto de Stalim y Hitler, pero evitan la "deportación hacia el exterminio" del otro lado de la linea divisoria. Algunos mueren de duros trabajos, de enfermedad, de desesperación... pero otros muchos volverán a su tierra al final de la guerra.
Antes de volver ven llegar a Siberia a los prisioneros alemanes, inmisericordemente tratados, odiados por todos y muestra de la degradación de la guerra: las víctimas se tornan verdugos.
Esther Hautzig narra en "La Estepa Infinita" su autobiografía como niña deportada a Siberia, primero a un campo de trabajo y luego a un Rubtsovsk que está naciendo. La obra destila optimismo y esperanza.
La familia de Esther unida, salvo el abuelo que es separado del "lote" en el que iban ellos, afronta con entereza grandes privaciones y riesgos serios de no sobrevivir. Confían en su ingenio, en su ánimo positivo, en Dios y en la bondad que hay en los primeros pobladores de Siberia y de los nuevos exiliados.
Vida dura, donde nada sobra, pero que hay "pequeños detalles" donde se comparte lo necesario.
Como obra sobre judíos es atípica, porque no rezuma el habitual amargor del horno crematorio. Dios proteja a ese pueblo que tuvo que sufrir un "martirio" por su raza... y Dios nos proteja ahora a los católicos cuando algunos pretenden retomar persecuciones del siglo XVIII.
Siempre los "ingenieros sociales" del progreso han sembrado males y sangre entre los seres humanos manipulados.
Título: La Estepa Infinita
Autora: Esther Hautzig
Ediciones Salamandra, Barcelona 2008
Obra nominada al National Book Award de 1969