
Autor: Gilbert Keit Chesterton
Editorial Juventud, Barcelona 1961
Es un librito encantador fácil de leer y releer, en el que se muestra con esa lógica rotunda de la infancia espiritual, que hace asombrosa vida de San Francisco de Asís. Es también la primera obra de Chesterton católico.
La ironía de Chesterton y su cariño muestran a un San Francisco con una fe y confianza en Dios completa. De ahí su ingenuidad, no tanto del sentir el amor sensiblero e indefinido a la naturaleza de los ecologistas de oficina, sino con la evidencia del mensaje divino en la creación. Para él el hermano lobo es hermano como criatura de Dios, que obedece a su creador.
San Francisco de Asís se desprende de los bienes de verdad, sin guardarse una tarjeta de cambio. Lee e interpreta el mensaje de la naturaleza porque lee e interpreta el mensaje divino. Dice las cosas como son y lleva a los hombres a una entrega radical y a tener esa fe que mueve montañas.
Lo que atrae a los hombres y hace que le sigan a miles, además de la gracia divina, es su naturalidad, su falta de doblez y su fortaleza. Porque recio y fuerte ha de ser quien deja todo lo de acá confiando que, desde ese momento, será Dios quien le socorra desde allá.
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