Julio Cesar en Shakespeare. El drama de Bruto justificado.

Título: Julio Cesar

Autor: William Shakespeare

Editorial Espasa Calpe. Colección Austral, Madrid 2001

Libro que hay que leer y releer para aprender a protegerse de la demagogia, de la tiranía, de amigos y enemigos en la acción política.

La ambición se reviste de ansias de libertad. El tirano potencial se sustituye por la Oligarquía del Senado. Y, como consecuencia, decanta en la tiranía de los que se vengan.

El drama es más bien el de la conciencia de Bruto, que quiere ser honrado, para lo que reviste el tiranicidio en actuación sanativa. El César es un huevo de serpiente que hay que aplastar antes de que salga la sierpe del cascarón. Él, Bruto, ama al César que es, pero como odia al que puede llegar a ser, mata a su amigo que está en camino de llegar a ser su enemigo en el estado larvario.

La venganza se desarrolla después del juego dialéctico entre Bruto y Antonio, donde el discurso está al servicio de la justificación del crimen (Bruto) o de la excitación de la masa hacia el motín (Antonio). Compensa releer esos diálogos para comprender el discurso habitual del político: mover el sentimiento, el corazón, y embotar la cabeza, no vaya a ser que el pueblo vaya más allá de lo que le quiero mostrar.

Actualidad del drama, porque en política no hay perdón para el perdedor. Y esa falta de piedad está más viva en los partidos políticos inspirados por principios más materialistas, más paganos.

Hoy, en política, el discurso es pagano. El poder el único objetivo (no hay interés por servir al bien común). La voluntad lo único que se alaba. Es la voluntad de poder y de transformar la realidad a mi querer lo que impera.