Sus vidas imaginarias parten de una rompedora premisa: "las biografías no tienen por qué ser verdaderas" y que lo importante es que sean verdaderas obras de arte. Por otra parte sus fábulas están muy bien escritas, de tal modo que se confunde la fabulación con la realidad y se distorsiona el entendimiento del lector.
Si el lector está advertido de la irrealidad de las historias de Sshwob y está además prevenido de sus engaños magníficamente narrados, pasará un rato divertido pero, lógicamente, echará en falta que un escritor que pudo ser magnífico se quede a mitad de camino, pues con realidades también se pueden hacer biografías breves y obras de arte, como haría en su caso Jiménez Lozano. Y es que la verdad es siempre más bella, o más enriquecedora.
Otra cosa es la obra de ficción pura, ahí no habría engaño ni confusión ya que hay sinceridad entre autor y lector.
Título: Vidas imaginarias (editada en 1897)
Autor: Marcel Schwob
Edita: Eneida, Colección Confabulaciones, Madrid 2008
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