Emilio Chuvieco ha escrito un magnífico libro, ameno y lleno de argumentos que enriquecen al lector católico, y que darán que pensar al que no lo es si se acerca con espíritu abierto y dispuesto a aprender al texto. Con buena voluntad garantizo frutos magníficos, luces intelectuales y un mayor acercamiento a la verdad del mundo.
La obra tiene algo de apologética, de defensa de la fe, mostrando el rostro amable de una Iglesia que es camino de santidad, formada por pecadores: unos van tirando, otros están tirados, pero otros muchos buscan y consiguen una vida conforme a su fe atrayente y llena de frutos de santidad y de servicio a los demás hombres.
El autor procura poner el verdadero contexto histórico de la Inquisición, del poder temporal de la Iglesia, del caso Galileo y, de paso, resuelve algunos malentendidos como el caso de Servet (condenado por el protestante Calvino); también trata temas de controversia: la doctrina católica sobre la sexualidad, la ordenación de mujeres, la libertad del católico en la vida pública.
Los principios del libro son la base de la posterior argumentación: la existencia de Dios, la capacidad del hombre de conocer la Verdad, la Revelación, la Encarnación del Hijo de Dios y la institución de la Iglesia. De ahí derivan problemas sobre los que da luces: razones para creer, el problema del mal y del dolor, las verdaderas razones de la oposición del mundo a la Iglesia.
Curiosamente muestra Chuvieco que los grandes problemas no se derivan de lo que los católicos creen, sino de lo que viven: su fidelidad matrimonial, la continencia propuesta a los jóvenes solteros, la concepción de familia tal como está en el plan originario de Dios, la naturaleza sexuada del hombre y la mujer, la dignidad del embrión, el respeto al ser humano en la investigación científica, son temas que defiende la Iglesia pero que están argumentados desde el recto conocimiento de la naturaleza humana.
Los prejuicios de nuestro tiempo son fruto de un relativismo o de un intento de los poderes públicos de definir el bien y el mal al margen de lo natural y apoyados en mayorías parlamentarias o en ideologías que presentan paraísos utópicos. Esas mentalidades pretenden que el cristiano o calle lo que cree o lo que sabe, o bien se lo guarde para sí y sea excluido del debate de las ideas o del proyecto de sociedad.
Y, sin embargo, ese cristiano mira el mundo con los ojos de Cristo, un Cristo que dio la vida por amor a los hombres. Los ojos de los cristianos están llenos de amor a los hombres y al mundo como criaturas de Dios. ¿No valdrá la pena leer el libro y buscar ahí los ojos de Dios mirándonos?
Título: "Piénsatelo!" descubrir la razón de ser cristianos
Autor: Emilio Chuvieco Salinero
Edita Palabra, Madrid 2008
1 comment:
guaaa!! me encanta el blog, siempre encuentro temas muy interesantes.
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