Con su novela "No se lo digas a Alfred", Nancy Mitford hace una parodia de la vida de la embajadora inglesa en París, bueno... la mujer del embajador. En este caso Alfred es un intelectual de Oxford, catedrático de Teología, que pasa a ocupar la embajada, una embajada con inquilina, la esposa del ex-embajador que siente apego por la vida llena de glamour de la embajada.La novela, escrita en 1960, narra las pericias de Fanny, la embajadora, para hacer su labor social al tiempo que tiene que cuidar de cuatro hijos de lo más curioso, unos críos que con su pluralidad: hippie, teddy boy y rockeros son una nota de contraste con la vida social equilibrada y sin sobresaltos que exige la Embajada de Inglaterra.
La autora rezuma buen humor, ironía y optimismo. Quizá algo creída de sí misma provoca la hilaridad de un modo más forzado que el gran Wodehouse, u otros autores ingleses de más valía. Juega para provocar la sonrisa o la carcajada con situaciones comprometidas, malentendidos, ambientes chocantes e incidentes internacionales derivados de unas islas que sólo emergen cuando baja la marea y que se disputan Francia e Inglaterra su soberanía.
Probablemente los hijos de Fanny sean la versión masculina de la pluralidad contradictoria de las hermanas Mitford, nada convencionales en su tiempo.
Título: "No se lo digas a Alfred"
Autora: Nancy Mitford
Edita: Libros del Asterisco, Barcelona 2009
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