Chesterton antes de consolidar al padre Brown como su "desfacedor" de entuertos, ha escrito algunos breves relatos detectivescos con otros personajes que se han dedicado a desentrañar, normalmente, asesinatos. Pero quizá sea bueno, al puro estilo chestertoniano, amante de lo sencillo, alguna novela suya para determinar quién se ha comido el chocolate en casa... aunque lo presumible sea la abuela golosa, que lo tiene rigurosamente prohibido.
Ahí en la Inglaterra chestertoniana, cada dos por tres se asesina a alguien, si no ¿por qué tanto éxito entre los autores de novelas policíacas? Sherlock Holmes es tan ingles como sus asesinatos resueltos. Sin embargo el Padre Brown, un sacerdote romano en Inglaterra, es la paradoja, el Sancho Panza práctico que acierta y juega con la paradoja.
Los detectives de estas novelas cortas desconciertan porque el sentido común y ver la realidad de las cosas por encima de teorías modernistas o de racionalismos doctrinarios parecen excéntricos.
Gabriel Gale parece un poeta que está en las nubes, pero ve la realidad bella, incitante, como es y... aparentemente abstraído, desentraña los misterios de "La sombra del tiburón" y "el dedo de piedra". Mister Poud, rey de la paradoja, asombra en "Los tres jinetes del apocalipsis" y "cuando los médicos están de acuerdo". Ambos detectives tienen enfrente el ateísmo doctrinario e intransigente.
Y al final de la obra aparece un Padre Brown resolviendo un caso presentado por Max Pemberson, quizá no el mejor Brown pero es que los trece detectives tienen todos algo que después estén el él
Título: Trece Detectives
Obras:
El asesinato de las columnas blancas
La fantástica aventura del Comandanate Brown
La singular especialización del Administrador de Fincas
El jardín del humo
El pozo sin fondo
Los tres jinetes del Apocalipsis
Cuando los médicos están de acuerdo
La sombra del tiburón
El dedo de piedra
El caso Donnington
Autor: G.K. Chesterton
Edita: Montesinos 2009
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