Por: María del Carmen Antoja
Este es el título de una biografía del aquinate.
El Dr. Eudaldo Forment, catedrático de Metafísica de la Falcultad de filosofía de la Universidad de Barcelona, académico ordinario de la Pontificia Accademia de Romana di S. Tommaso d' Aquino y profesor visitante de varias universidades europeas y americanas, es el autor de la biografía de Santo Tomás de Aquino. Este es uno de sus numerosos libros acerca de la vida y la obra del aquinate, en él narra cronológicamente la historia de la vida del santo, pero además cuenta anécdotas muy interesantes y simpáticas sobre la personalidad de Santo Tomás. En uno de sus párrafos relata los consejos que le dió a Fray Juan para estudiar y adquirir el tesoro de la ciencia, he aquí los consejos: 1º Entra al océano por los pequeños arroyos, no de una vez, porque conviene ir de lo más fácil a lo más difícil, 2º Este es mi consejo y mi instrucción. Te aconsejo que seas de poco hablar y que vayas poco al locutorio. 3º Cuida la pureza de conciencia. 4º No ceses en la oración. 5º Frecuenta tu celda con amor, si quieres ser introducido en la bodega del vino (la sabiduría). 6º Sé amable para con todos. 7º No te preocupes en averiguar lo que otros hacen. 8º No tengas familiaridad con nadie, porque la excesiva familiaridad engendra desprecio y distrae del estudio. 9º No te entrometas en los asuntos y conversaciones de los mundanos. 10º Sobre todo, huye de correr de un lado para otro. 11º Imita la conducta de los santos y hombres de bien. 12º No te fijes en quién habla, mas todo lo que oigas de bueno consérvalo en tu memoria. 13º Trata de comprender lo que lees y oyes. 14º No dejes dudas sin resolver. 15º Acumula todo lo qe puedas en el armario de la mente, como quién desea llenar el vaso. 16º No busques lo que te sobrepasa. Siguiendo estas huellas, producirás durante toda tu vida flores y frutos útiles en la viña del Señor de los ejércitos. Si sigues estos consejos podrás alcanzar lo que deseas. Adios. Aquí terminan unos consejos que no debemos olvidar, estan escritos en el siglo XIII, sin embargo podemos considerarlos de plena actualidad, todo el libro está lleno de sabiduría y nos muestra a un santo corpulento, alto, rubio y de pocas palabras, por eso le llamaban cariñosamente "el buey mudo". Cuentan que en una ocasión sus condiscípulos quisieron gastarle una broma y le dijeron, "Mira está pasando un buey volando" el aquinate se acercó a la ventana para mirar el cielo, entonces los demás se rieron diciendo, "se lo ha creído" Santo Tomás, respondió, "antes creería ver a un buey volando que a un religioso mintiendo" ellos quedaron sin palabras. La mansedumbre del sabio era su especial cualidad. 
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