Edipo Rey y Antígona: la ética y el castigo de los dioses

Título: Edipo Rey
Antígona

Autor: Sófocles
(Traducción de Ignacio Errandonea)

Editorial: Santillana, Madrid 1999

Relectura necesaria para entender algunas de las claves del neopaganismo del siglo XXI, que en bastantes aspectos es más ignorante ante los resortes ocultos de la naturaleza humana que el mundo griego en el que los dioses hacían el papel de motor de los instintos y pasiones. Ahora la voluntad sin trabas pretende regir los destinos de los hombres, sin la limitación de la venganza que se tomará la naturaleza.

· En Edipo Rey es el crimen del infanticidio frustrado el que desencadena una epopeya que acaba haciendo bueno el oráculo, muriendo Layo a manos de su hijo Edipo, casándose éste con su madre Yocasta y llevando la vista de la verdad a la voluntaria pérdida de los ojos y de la visión de un Edipo desterrado.

Para los clásicos es el destino inmisericorde marcado por los dioses el que toma venganza de un Layo que, además del abandono a la muerte de su hijo, ha tenido una historia de homosexualidad castigada por los hados. El pecado de Layo trae el fruto de la ignominia en su propia familia.

En la actualidad los infanticidios no son frustrados. Millones de inocentes no tienen una oportunidad en esta vida. El destino acecha, si bien cabe el arrepentimiento, el perdón de Dios y la penitencia.

· En Antígona es la ley humana la que se opone a la piedad de los dioses, presentando un conflicto de conciencia con consecuencias trágicas empañando la vida de dos personas, Creonte y Antígona, llamados a ser suegro y nuera. El hermano traidor a la patria es el causante del dilema. Una vez muerto le persigue la justicia inmisericorde y le arropa la piedad con riesgo de la vida de su hermana.

También hoy la ley humana se dicta contra la ley divina, aún más, contra la ley natural, contra aquello que las personas normalmente constituidas juzgan como justo. Y la injusta ley humana provoca reacciones a lo Antígona, de personas que se aferran a que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.

Y aquí también cabe la posibilidad de redención con la revocación de la inicua ley del aborto, como ya hacen en algunos estados americanos, con el freno a la eutanasia activa, a la identificación del matrimonio natural con la unión antinatural de homosexuales.

Las Antígonas de nuestro tiempo se miran en el espejo de la clásica, pero con esperanza porque saben que el cielo está preparado