Por: Federico Rodríguez
Hace ya muchos años, cuando estuve en Roma estudiando, se me aconsejó que leyese un librito, Santo Tomás de Aquino, de Chesterton. Ya han pasado casi treinta años y cuando vi "dos en uno" en un solo libro estas dos obras de Chesterton separadas diez años en su autoría, no pude menos que releer y disfrutar...
Título: San Francisco de Asís y Santo Tomás de Aquino. Autor: G. K. Chesterton Editorial: Bibliotheca Homo Legens, Madrid 2006 El primer libro, San Francisco de Asís, es de 1923, y es un homenaje al Santo que le acompañó en su conversión al catolicismo. Y es, también un libro de imágenes, de cuadros gráficos, de gestos con un gran significado. Una delicia escrita por alguien que se siente deliciosamente a gusto contemplando al santo del sentido común ante la naturaleza. Para Chesterton, San Francisco reconcilió la naturaleza con su creador. Él vio al hermano Sol y la hermana Luna, al hermano árbol, al hermano asno... como criaturas que habían salido puras de la mano de Dios y les rescató de la mitología pagana, llena de hechos corruptos, sangrientos y deplorables. El jardín de San Francisco es el jardín donde se canta la gloria de Dios... el jardín de los clásicos es donde los faunos y los humanos se regalaban en orgías y demás ceremonias... La luz de San Francisco arrojó los fantasmas que atenazaban el mundo al ver el mundo con su inocencia primigenia, cuando Dios al crear vio y "vio que era bueno"... y cuando creó al hombre añadió... "que era muy bueno". Para que tengamos esperanza y optimismo. El encuentro con Santo Tomás es más tardío y su obra vio la luz en 1933... se sentían en Europa los aires de los totalitarismos: nazismo, fascismo y socialismo... tres lacras que atentaban contra la libertad con unas filosofías que los sustentaban basadas en "una paradoja" que está contra el sentido común. Por eso admira a Santo Tomás, un optimista en el poder de la razón y un filósofo del sentido común: Si veo un prado, es un prado... no es una mera impresión, ni tengo duda de que es algo distinto a mi. Curiosamente los relativistas y los escépticos en el poder de la razón para conocer el bien y la verdad, son los inventores de esos sistemas totalitarios en los que, sin "verdad real" nos obligan a creer lo que ellos afirman, o sin "creer en la libertad" generan regímenes para atenazar esa libertad. Vale la pena leer y meditar ambas obras, que en unas 275 páginas en total, son de la mayor actualidad. frid
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